El republicano castigó al círculo del Gobierno de Recep Tayyp Erdogan por la ofensiva en Siria y amenazó con imponer aranceles al acero turco. Lo hizo horas después de que se desentendiera de la ofensiva contra los kurdos encabezada por Ankara y que es repudiada por la comunidad internacional.
Washington – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó ayer con “destruir” la economía de Turquía por su incursión militar en el norte de Siria contra la minoría kurda y anunció sanciones que involucran a importantes funcionarios del Gobierno de Tayyp Recep Erdogan.
Lo hizo menos de una semana después de que anunciara el retiro de los soldados estadounidenses desplegados en el norte de Siria, en zonas de mayoría kurda, lo que abrió las puertas al ataque turco. Luego de las reacciones en contra de su decisión, tanto de aliados como desde la oposición, el republicano afirmó que EE.UU. se había desmarcado completamente de lo que sucede en Siria. Pero horas después rectificó.
“Estoy completamente preparado para destruir rápidamente la economía de Turquía si sus líderes continúan por este camino peligroso y destructivo”, afirmó Trump en un comunicado emitido por la Casa Blanca. En ese sentido, anunció que elevará hasta 50% los aranceles a la importación de acero proveniente del país asiático y descartó la posibilidad de celebrar un pacto comercial entre ambos. Washington “detendrá inmediatamente las negociaciones por el acuerdo de 100.000 millones de dólares con Turquía”, afirmó Trump.
Por otra parte, el mandatario republicano firmó un decreto “para presionar a Ankara para detener su ofensiva militar contra el noreste de Siria y adoptar un alto el fuego inmediato”, informó el secretario de Estado, Mike Pompeo, en otro texto.
La medida faculta a los departamentos de Estado y del Tesoro a imponer sanciones a individuos, instituciones y aliados del Gobierno de Turquía “involucrados en acciones que ponen en peligro a civiles o conducen a un mayor deterioro de la paz, la seguridad y la estabilidad en el noreste de Siria”. En virtud de esa norma, Washington prohibió el ingreso a Estados Unidos y bloqueó los activos en el país de los ministros turcos de Defensa, Hulusi Akar; Interior, Suleyman Soylu, y Energía, Fatih Donmez, informó el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin.
Al mismo tiempo, el secretario de Defensa, Mark Esper, anunció que pedirá a los aliados de la OTAN que castiguen a Turquía por su accionar y acusó a Ankara de liberar a peligrosos detenidos del Estado Islámico (EI). “Esta incursión inaceptable también socava la exitosa misión internacional ‘Defeat ISIS’ (Derrotar al Estado Islámico) en Siria y resultó en la liberación de muchos detenidos peligrosos”, afirmó Esper.
Luego, informó que viajará a la sede de la OTAN en Bruselas la próxima semana para pedir a los aliados que “tomen medidas diplomáticas y económicas colectivas e individuales en respuesta a estas atroces acciones turcas”.
El secretario condenó la decisión la semana pasada del presidente Erdogan, cuyo país es miembro de la OTAN, de lanzar una ofensiva contra la milicia kurda en el noreste de Siria como “innecesaria e impulsiva”, alegando que tuvo como resultado bajas generalizadas, refugiados e inseguridad.
Por su parte, Erdogan descartó abortar la misión pese a la presión internacional y la nueva alianza entre los kurdos y las fuerzas del presidente sirio Bashar al Asad. “Iremos hasta el final. Terminaremos aquello que comenzamos”, afirmó el presidente.
Sobre el terreno, la avanzada de Ankara proseguía. Mientras las fuerzas de Damasco aumentan en Siria desde el este y desde el oeste hasta una veintena de kilómetros de la frontera, arrinconando el campo de acción de la ofensiva, Turquía lanzó el asalto a la ciudad estratégica de Manbij y se preparaba a atacar Kobane, donde se retiraron los marines estadounidenses pero estarían llegando las fuerzas desde la capital siria.
Para discutir sobre los riesgos de un potencial enfrentamiento militar directo entre Ankara y Damasco, en las últimas horas habían habido consultas entre los jefes del estado mayor de Rusia y Turquía. El Kremlin excluye una intervención directa aunque vuelve a condenar la violación de la integridad territorial siria, al igual que lo hace desde Teherán, el otro patrocinador de Damasco, el presidente iraní, Hasán Rohaní.
Los martilleos de la artillería y de la aviación turca continuaban entre Tal Abyad y Ras al Ayn, donde las localidades y los puestos conquistados ascienden 50. Ankara sostiene haber “neutralizado” a 560 milicianos kurdos, de los cuales 500 murieron. El Observatorio sirio para los Derechos Humanos fijó en cambio la cifra en 128, indicando además 94 pérdidas entre combatientes pro Ankara y 8 entre los soldados turcos, respecto a los 5 confirmados por Turquía
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