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Nación

Muerte de Pérez Volpin: tres años de prisión condicional para el endoscopista y absolución para la anestesióloga

Diego Bialolenkier no irá preso. Recibió además 7 años y seis meses de inhabilitación para ejercer la medicina. Rl Tribunal pidió además que se investigue la responsabilidad de la clínica.

El juez Javier Anzoátegui, titular del Tribunal Oral y Correccional número 8 de la Capital Federal, condenó este viernes al endoscopista Diego Bialolenkier a la pena de 3 años de prisión condicional por el delito de homicidio culposo de la periodista Débora Pérez Volpin. A la vez, en el mismo fallo la anestesióloga Nélida Puente fue absuelta.

El endoscopista además fue inhabilitado por 7 años y seis meses para ejercer su profesión.

Por el monto de la pena y porque es en suspenso Bialolenkier no irá efectivamente a prisión.

La periodista y legisladora porteña falleció durante un estudio endoscópico el 6 de febrero de 2018 en el Sanatorio de la Trinidad de Palermo. Por el hecho fueron acusados de homicidio culposo el endoscopista Diego Bialolenkier y la anestesista que lo asistió, Nélida Inés Puente.

Los alegatos finales del juicio oral arrancaron este viernes a las 8.30 en la sala de Derechos Humanos del Palacio de Justicia. Sentados junto al público, mayor al que había presenciado las audiencias anteriores, estaban Martín Lousteau —compañero de Débora en la política—; la última pareja de la periodista, Enrique Sacco; su ex marido, Marcelo Funes; sus hijos, Lola y Agustín y su madre, Marte Lea Volpin, quien en varios momentos no logró contener el llanto.

El abogado de la familia de Débora, Diego Pirota, había solicitado una pena de 4 años y 5 meses de prisión para el médico y una de 3 años de cárcel en suspenso para la anestesista, además de 10 años de inhabilitación profesional para ambos.

El pedido de la fiscal fue similar: 4 años de prisión para Bialolenkier y 3 para Puente, además de igualar la solicitud de inhabilitación profesional para los dos.

Minutos antes de ingresar al tribunal, Pirota había diferenciado ante la prensa el accionar de cada uno de los médicos acusados. Lo hizo a cuento de lo que había sucedido el jueves, durante la penúltima audiencia del juicio, en la que Puente dijo algo que antes había callado: que según expresó Bialolenkier en un momento durante la endoscopía, el endoscopio no funcionaba bien.”Estoy indignada por las declaraciones de mi colega, yo pensé que él iba a decir la verdad y por eso no conté un detalle: cuando escucho la alarma del monitor pensé que Débora había agarrado el dedal, toqué el abdomen, lo vi duro, la destapé, y al ver el abdomen enorme dije: ‘Diego, mirá’. Diego giró la cabeza y vio el abdomen de Débora. Él me dijo, esto no aspira y le grité: si no aspira, sacá, sacá“, relató Puente frente al tribunal el jueves.

“Lo que ella está contando ahora nosotros lo supimos siempre, pero entendemos que hay diferencia entre la conducta de un médico y la de otro. A los dos los encontramos responsables de la muerte de Débora, pero en distinto grado de participación. Uno [como abogado] mira todo, lo que hizo el médico antes, durante y después. Y encontramos que Bialolenkier siempre mintió. Ella, en cambio, siempre dijo la verdad, y el problema de eso es que en esa verdad está contando los errores que cometió”, había declarado Pirota este viernes.

Sobre la lesión sufrida por Pérez Volpin durante el estudio que le practicaron en el Sanatorio de la Trinidad de Palermo, la querella y la fiscalía coincidieron en que fue provocada por el endoscopio. Algo que días atrás Bialolenkier había intentado desacreditar ante el tribunal; para hacerlo, quiso perforar, sin éxito, un papel con un endoscopio. Es “totalmente inofensivo”, dijo, luego de alegar que tenía “5 mil estudios hechos” y que había sido “jefe de residentes”.

Respecto de la tercer persona que estuvo en el quirófano 6 esa tarde del verano de 2018, la instrumentadora Miriam Frías, Pirota también fue terminante: “Faltó a la verdad dirigiendo la responsabilidad hacia la anestesista. Las autoridades de la clínica han ido mandando a toda la gente a declarar en ese sentido, fue la estrategia de la defensa de Bialolenkier. A ella también le van a caber las generales de la ley, porque así corresponde que suceda. Vino al juicio a mentir”.

Durante los alegatos, el abogado querellante solicitó que se juzgue por el delito de “falso testimonio” a la mujer que estuvo presente durante todo el estudio médico que se le practicó a Pérez Volpin.

Respecto al endoscopio, en el cuarto día del juicio, habló Roberto Martingano, director médico del Sanatorio de la Trinidad de Palermo. Ante el juez Javier Anzoátegui, él en todo momento señaló que desde la clínica estuvieron de acuerdo con la familia de realizar una autopsia. Además, dijo que se guardó el equipo usado en la endoscopía a Pérez Volpin en un armario bajo llave, antes de que se lo llevara la Policía en el allanamiento que se realizó tres días después de la muerte.

En una exposición que duró casi dos horas, Martingano habló de la historia clínica de Débora: dijo que tenía “epilepsia” y que su estado era “delicado y complejo” al momento en el que se iba a realizar el estudio. “Tenía una patología digestiva grave, porque tuvimos que internarla y realizar una endoscopía de urgencia”.

A la vez, cuando tuvo que explicar cómo era el funcionamiento del procesador que está unido a la caña del endoscopio, Martingano contó que la manguera del endoscopio (la caña) era propiedad del jefe de servicio de endoscopía, el doctor Héctor Defranchi. “Tengo conmigo todos los registros de los services técnicos que se le hicieron y que prueban que funcionaba con total normalidad”, sostuvo.

El procesador —es decir, el equipo que tira aire y graba las imágenes durante un estudio— sí es propiedad de la clínica, había dicho Martingano. Allí hubo un punto polémico en el juicio. La querella sospecha que el equipo presentado podría no ser el mismo que se usó durante el tratamiento a Pérez Volpin. “El que entregó el sanatorio a la causa, el que se secuestró, se comprobó en un peritaje en marzo de este año que no funciona, es decir que prende la luz pero no tira aire”, contó Pirota.

Ante esta duda de la querella, le preguntó a Maringano si podía confirmar que el procesador que supuestamente se usó en el estudio funcionaba correctamente el día del hecho. El director médico del sanatorio atinó a responder, como dando una contestación afirmativa, que se había usado en otras 27 endoscopías antes de la que se le realizó a Pérez Volpin. Sin embargo, cuando se le preguntó si tenía certificados de service técnico, no pudo presentar ninguno y tampoco pudo confirmar que funcionara correctamente ese día.